En la gestión de aguas residuales, las plantas de tratamiento de efluentes desempeñan un papel crucial para preservar la calidad del agua y proteger el medio ambiente. Sin embargo, uno de los desafíos persistentes que enfrentan estas instalaciones es el control de gases olorosos, que no solo afecta la calidad del aire en los alrededores, sino también la percepción pública sobre la eficiencia y sostenibilidad de estas plantas. En este artículo, exploraremos los métodos y tecnologías más efectivos para abordar este problema y mejorar la gestión de olores en las plantas de tratamiento de efluentes.

Antes de abordar el problema, es esencial comprender los compuestos responsables de los olores desagradables. Los sulfuros, compuestos orgánicos volátiles y amoníaco son algunas de las sustancias comúnmente asociadas con los olores en las plantas de tratamiento de aguas residuales. La identificación precisa de estos compuestos es fundamental para implementar estrategias específicas de control.

La prevención es siempre más efectiva que la corrección. En este sentido, la optimización de los procesos de tratamiento puede reducir la formación de compuestos olorosos desde el principio. Ajustar los niveles de oxígeno, mantener pH adecuados y gestionar la carga orgánica son medidas clave para prevenir la generación excesiva de olores durante el tratamiento.

Tecnologías  para el control de olores:

Existen varias tecnologías disponibles para controlar los olores en plantas de tratamiento de efluentes. Entre ellas, se destacan los métodos Físicos, métodos químicos y Biológicos.

Métodos Físicos

Contención: Instalación de cubiertas, conducciones de operación, y equipos de manejo de aire para contener y conducir los gases olorosos a sistemas de evacuación o de tratamiento.

Dilución con aire inodoro: Los gases se pueden mezclar con fuentes de aire puro para reducir los olores de la unidad. Alternativamente, los gases pueden ser descargados a través de chimeneas elevadas para conseguir la dilución y dispersión atmosférica.

Combustión: No es la opción más amigable con el medio ambiente, pero en ocasiones la más factible económicamente, incinerar los gases a temperatura elevadas o incinerar barros junto con los gases de plantas de tratamientos cloacales, puede ser una opción.

Adsorción, Carbón activado: Haces pasar los gases por un lecho de carbón activado o lechos de compostaje, también pueden hacerse circular a través de lechos de compostaje.

Inyección de Oxigeno: es de alta efectividad inyectar más oxígeno para frenar procesos anaeróbicos que son muchas veces los culpables de malos olores.

Agentes enmascarantes: No es común ni particularmente efectivo recurrir a la adición de productos perfumados para disimular olores desagradables. La eficacia de los agentes enmascarantes es limitada, y en ocasiones, el olor resultante del producto puede ser incluso más desagradable que el olor que se intenta enmascarar.

Torres de lavado de gases: hacer pasar los gases olorosos por torres de lavado especialmente diseñadas para eliminar olores, en estas se añade algún agente químico o biológico.  

Métodos Químicos:

Oxidación química: la oxidación de los compuestos que generan olores presentes en el efluente residual es uno de los métodos actualmente utilizados para llevar a cabo el control de los olores. El cloro, el ozono, el peróxido de hidrogeno y permanganato de potasio se encuentran entre los agentes oxidantes más utilizados. El cloro también ayuda a limitar el desarrollo de películas biológicas.

Precipitación Química: mediante el uso de sales metálicas se precipitan sulfuros, especialmente hierros.

Métodos Biológicos:

Filtros Percoladores o tanques de aireación de lodos activados: Los gases olorosos pueden hacerse pasar a través de filtros percoladores o inyectarse en los tanques de aireación de lodos activados.

Torres Biológicos: Pueden usarse torres especialmente diseñadas para eliminar los compuestos clorosos. Generalmente las torres se llenan con Pall Rings como soporte de película biológica.

La implementación de sistemas de monitorización continua es esencial para evaluar la efectividad de las medidas tomadas. La tecnología moderna permite la detección en tiempo real de compuestos olorosos, facilitando ajustes rápidos y eficientes en caso de variaciones.

La transparencia y la comunicación abierta son clave para abordar las preocupaciones de la comunidad local. Involucrar a los residentes en el proceso, proporcionar información sobre las medidas tomadas y sus resultados, puede mejorar la aceptación pública de las plantas de tratamiento.

El control de gases olorosos en plantas de tratamiento de efluentes no solo es una cuestión técnica, sino también social. Al implementar tecnologías avanzadas, estrategias preventivas y fomentar la participación comunitaria, las plantas de tratamiento pueden minimizar los impactos negativos en la calidad del aire y la percepción pública. En última instancia, estas acciones contribuyen a un manejo más sostenible y eficiente de las aguas residuales, promoviendo la salud ambiental a largo plazo.

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