Los efluentes líquidos habitualmente no están compuestos sólo por líquido, sino que acarrean consigo una cantidad variable de sólidos. Estos residuos pueden ser de tamaños y tipos muy variados. Por ejemplo, los líquidos cloacales suelen contener trozos de trapos, papel higiénico o pequeñas ramas. Por otro lado, los líquidos industriales traerán sólidos específicos del proceso productivo. Los efluentes de una pesquera podrán traer piel de pescado o cáscaras de langostinos, mientras que los líquidos generados en una fábrica de vegetales en conserva pueden contener residuos de frutas y verduras.

Ahora, ¿por qué es importante eliminar estos sólidos en un primer lugar? Los motivos son principalmente dos.

En primer lugar, los procesos biológicos involucrados en una planta de tratamiento no están diseñados para degradar sólidos gruesos, sino que se focalizan en la eliminación de contaminantes disueltos o finamente suspendidos. Por tal motivo, los sólidos de mayor tamaño no desaparecerían en el tren de tratamiento, sino que posiblemente serían vertidos al medio ambiente sin sufrir modificaciones.

En segundo lugar, la mayoría de los procesos de un sistema de depuración es sensible a la presencia de sólidos, pudiendo verse afectados negativamente cuando estos no son removidos correctamente. Por ejemplo, es habitual que se traben bombas o se tapen cañerías por la presencia de sólidos. Esto tiene un impacto real en todos los procesos subsiguientes y puede traer problemas significativos.

Por estas razones, un correcto tamizado o desbaste es importante a la hora de diseñar un sistema de tratamiento, y suele ser el primer proceso involucrado.

Tamizado de Aguas Residuales en plantas pequeñas

En plantas de tratamiento pequeñas, suele ser suficiente la incorporación de un filtro canasto justo en el ingreso del efluente crudo, tal como se ve en la siguiente imagen. Bioingepro fabrica estos canastos en acero inoxidable, para prevenir su corrosión y desgaste.

Canasto de retención de sólidos - Bioingepro
Ejemplo de un canasto de retención de sólidos

Tamiz en plantas de tratamiento de mayor caudal

En plantas de tratamiento de mayor caudal, la lógica es la siguiente: en primer lugar, se eliminan los sólidos gruesos, lo que suele lograrse con una reja gruesa, habitualmente de limpieza manual. Estas rejas suelen tener una separación entre barrotes de unos 30 a 100 mm, dejando pasar el resto de los sólidos.

Esquema de una reja gruesa de limpieza manual - Bioingepro
Esquema de una reja gruesa de limpieza manual

En segundo lugar, se eliminan sólidos de menor tamaño a través de una reja fina, muchas veces con limpieza automática. Existen varios modelos, tanto rectas como curvas y con distinta apertura. Algunos de los modelos fabricados por Bioingepro pueden apreciarse aquí. El paso de sólidos suele ser de entre 10 y 25 mm.

Diagrama de rejas curvas fabricadas por Bioingepro
Diagrama de rejas curvas fabricadas por Bioingepro

Por último se suelen incorporar tamices finos que permiten remover sólidos más pequeños. Estos tamices pueden ser de tipo estáticos o rotativos, con mallas metálicas que suelen ir de 2 a 5 mm. Los tamices rotativos pueden ser de alimentación externa (fuera-dentro) o interna (dentro-fuera), cada uno con aplicaciones y ventajas particulares. El líquido tamizado ya está listo para ser depurado en el resto de los procesos de tratamiento.

Tamices Rotativos - Bioingepro
Ejemplo de tamiz rotativo fabricado por Bioingepro.

En Bioingepro diseñamos y fabricamos equipamiento para el tratamiento de efluentes, tales como rejas para tratamiento de efluentes y tamices para separación de sólidos. En caso de requerir equipamiento de este tipo, no duden en consultarnos para brindar asesoramiento y propuestas concretas para su caso en particular.

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