¿Cómo funciona una red de desagües cloacales?
En la mayoría de las ciudades, los habitantes tienen acceso a agua a través de una red de agua corriente, la cual se utiliza para distintas finalidades, como, por ejemplo, para preparar alimentos, bañarse, regar o lavar la ropa. De toda el agua que utiliza una persona diariamente, aproximadamente un 80% termina en los desagües cloacales. El agua que se descarta se conoce en su conjunto como líquidos cloacales.
Ahora, ¿qué pasa con esos efluentes una vez que salen de nuestras viviendas?
En primer lugar, son colectados por una serie de tuberías propias de la casa o edificio donde nos encontramos. Desde allí, salen a través de una cañería (llamada ‘conexión cloacal’) y se conectan con los llamados colectores cloacales, que son una red de cañerías diseñadas para poder recibir los líquidos de una determinada zona de la localidad sin saturarse.
Las cañerías más pequeñas se conectan con otras cada vez mayores, hasta llegar a las llamadas “cloacas máximas”, que son los conductos de mayor tamaño, que pueden tener la capacidad de transportar los líquidos cloacales generados por toda la población que está conectada a la red cloacal. En las grandes ciudades, estos conductos pueden llegar a tener diámetros que superan los 2 metros.
Todos estos colectores enterrados, desde los domiciliarios hasta las cloacas máximas, funcionan por gravedad, es decir que transportan los líquidos cloacales porque tienen una ligera pendiente, habitualmente del 0,2 o 0,3%. Esto quiere decir que, por cada 1000 metros de cañería, descienden 2 o 3 metros. Naturalmente, mientras más largas son las redes, más profundas deben enterrarse las cañerías, lo que aumenta los costos y complejidad de excavación. Por este motivo, es importante diseñar la red cloacal de acuerdo a la topografía propia del terreno, aprovechando el escurrimiento natural hacia las zonas más bajas del terreno.
Cuando esto no es suficiente, en ciertas ocasiones suelen utilizarse estaciones de rebombeo, adonde llegan cañerías profundas y se eleva su nivel mediante bombas, desde donde la conducción de los líquidos puede realizarse con mayor facilidad.
Una vez que todos los líquidos son colectados y transportados, generalmente son recibidos en una planta de tratamiento de efluentes, cuya finalidad es disminuir la carga contaminante que contienen naturalmente estos líquidos, permitiéndoles ser vertidos nuevamente a la naturaleza sin que representen un riesgo para el ambiente o la misma población. En el caso de ciudades, se trata de grandes obras de infraestructura, mientras que en localidades pequeñas puede bastar con la instalación de una planta del tipo modular. Para conocer más sobre el funcionamiento de las plantas de tratamiento de efluentes, hacer click aquí.
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